Micaela Becker, quien es parte de la familia propietaria de la casona en un fundo de la comuna de Lautaro la cual fue quemada en un ataque i...
Micaela Becker, quien es parte de la familia propietaria de la casona en un fundo de la comuna de Lautaro la cual fue quemada en un ataque incendiario del lunes 22 en la mañana, contó que los atacantes incluso querían “quemar” a su mamá, quien estaba sola en la vivienda afectada.
Becker afirmó que es “lo más violento que hay”, lo que vivir a su madre en el incendio provocado, en conversación con Radio Cooperatia.
Afirmó que la noche anterior habló con su madre “porque estaban todos los predios de alrededor tomados (…) y ella me dijo que no me fuera para allá”, pero a inicios de esta semana, su progenitora “despertó con un arma larga en la cara” y rodeada por “seis terroristas que querían quemarla”.
“Tú ya has disfrutado mucho aquí, ahora vamos a disfrutar nosotros”, le dijeron los delincuentes, que según su testimonio eran “chilenos jóvenes, algunos bien flaites”.
El día martes conversó con el ministro Delgado, quien la “escuchó y apoyó en el dolor”, en tanto, el delegado presidencial Cristián Barra ni siquiera la ha llamado, contó a Radio Cooperativa.
Cabe señalar que la casona destruida acogió a cuatro generaciones de la familia de Micaela Becker, ya que esta perteneció a su bisabuela, en ella se casaron sus abuelos y también jugó ella misma cuando niña.
En este sentido, afirma que aún es demasiado pronto para decir si la reconstruirán o no; dio a entender que tal vez llegó el momento de dejar esas tierras.
“Al trabajador de mi mamá, que vive a metros de la casa con sus dos hijos chicos y su señora, lo sacaron encañonado, y querían quemar a mi mamá. Gracias a él, que les dijo (a los atacantes) que ella era humana igual que ellos, que era una persona buena y que no se merecía que la quemaran“, no lo hicieron, contó.
“Gracias a él, que les insistió, subieron seis encapuchados, todos con armas, hacia el dormitorio de mi mamá, y ella dice que se despertó con un arma larga en su cabeza. La bajaron por la escalera, encañonada, y cuando mi mamá salió, vio que estaban un matrimonio amigo (que se había quedado a alojar en el predio) y el trabajador del campo afuera, arrodillados, y la pusieron al lado de ellos”, agregó.
En ese instante “ella -su madre- tiritaba; tuvo un minuto de diálogo con uno de los terroristas, que le dijo: ‘Tú ya has disfrutado mucho aquí, y ahora te vas a hincar y mirar tu casa, y ahora vamos a disfrutar nosotros y la vamos a quemar’ “.
Los sujetos “eran pura gente joven, bien armados, y chilenos, por su vocabulario, y como les decimos a los jóvenes, había algunos bien flaites”, complementó.
“Doy gracias de que alguien del Gobierno puso la cara (….) Me reuní con el ministro Delgado, es una persona sensata, tuvimos un diálogo de poder contarle lo que pasa en la región, de que se empape del tema. Nos escuchó y nos apoyó en nuestro dolor“, valoró Becker.
Contrariamente, “Cristián Barra, el delegado presidencial que puso el Gobierno para el tema del terrorismo en La Araucanía, hasta el minuto, ya han pasado tres días desde que nos quemaron la casa, todavía no me llama, y yo le he hecho un llamado por todos los medios”, alegó.
En su opinón la situación de violencia “no es culpa solo de este Gobierno, es del anterior, del anterior y probablemente del que va a venir. Tenemos que unirnos”.
En ese marco, y en el del llamado del Presidente Sebastián Piñera a un acuerdo nacional, Becker manifestó: “Ya basta de paños fríos. Hay que declarar estado sitio, reforzar a nuestros carabineros (…) hay que empoderarlos, no puede ser que el carabinero tenga miedo de disparar porque lo van a dar de baja”, dijo a Radio Cooperativa.
Afirmó que la casona, ubicada en el fundo Miraflores, era de su bisabuela y luego ha sido heredada de generación en generación dentro la familia. “Soy la cuarta generación de esa casa; mis abuelos se casaron ahí; primos de mi mama tienen sus recuerdos de infancia ahí. Y para el pueblo de Lautaro también: en un momento la casa era muy entretenida, mi abuela tenía un zoológico de aves, era el paseo de fin de año del colegio”, rememoró.
En este sentido afirma que aún es muy temprano para pensar si reconstruirla. “Hay que llorar la casa, los recuerdos, ir apoyados como familia e ir cerrando capítulos”, concluyó Micaela Becker